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Yaya Diaby, el joven maliense que se ha quedado en la calle por negarse a pasar de nuevo por el forense para demostrar sus 16 años.- JOAN SÁNCHEZ |
Una sentencia firme fijó que el joven maliense era menor - La fiscalía siguió actuando, él se negó a volver a someterse a pruebas óseas y ahora está en la calle
Yaya Diaby se queda embobado viendo el futbol que ponen en un bar en el barrio barcelonés del Raval. "Soy un buen delantero. Llevo ya cinco goles con el Manresa", presume el joven maliense. Según consta en su pasaporte y en su permiso de residencia, tiene 16 años recién cumplidos. Pero el fiscal de menores de Barcelona está convencido que es mayor de edad y, desde el 30 de diciembre, duerme en un albergue de Barcelona porque le han expulsado del centro de menores en el que vivía.
Diaby tiene a su favor una sentencia firme que establece que las pruebas que le han realizado para determinar su edad (radiológicas y una ortopantomografía) son poco fiables, "incompletas", que nadie ha impugnado la validez de su pasaporte y que, por lo tanto, "ha de estimarse que es menor de edad". Pero no ha sido suficiente. La fiscalía ha querido volver a realizarle las pruebas incluso después de la resolución judicial. Él, asesorado por su abogado, se negó a ello entendiendo que esa cuestión ya estaba resuelta judicialmente. Y ahora la fiscalía ha emitido un decreto en el que lo considera mayor de edad por no haber accedido a que le hagan nuevas radiografías.
"Estoy perdiendo la vida", lamenta Diaby. Desde que llegó a España en 2007, ha sido expulsado de dos centros de menores, ha dormido en la calle, ha pasado por un proceso judicial y ha vivido en cinco ciudades distintas. Previo pago del equivalente a unos 500 euros, se subió a una patera con 75 personas que partió de Malí y alcanzó cuatro días después la costa canaria. Iba indocumentado. "Tenía 12 años", asegura.
Permaneció en Tenerife 45 días, hasta que la Cruz Roja le envió a Madrid, donde tenía un amigo. Con él vivió un tiempo, "pero se complicaron las cosas". Así que recurrió a una asociación de ayuda al inmigrante que le prestó 300 euros para conseguir su pasaporte. "Mi madre me lo tramitó en Malí y lo envió a través de un paisano", explica. Diaby lo abre y muestra la fecha de nacimiento: 8 de diciembre de 1995.
Pasaporte en mano, cogió un autobús hasta Barcelona, donde quería vivir. Al bajar, se fue directo a un bar. "Pedí ayuda a un hombre, le dije que era menor y llamó a la policía", recuerda. Diaby pasó a manos de la Generalitat, que lo acogió en el centro de menores El Bosc. Pero un informe forense, basado en pruebas óseas, determinó poco después que Diaby tenía "al menos 18 años". Con ese documento, la fiscalía emitió un primer decreto el 9 de marzo de 2010 considerándolo mayor de edad y poco después lo echaron del centro de menores.
Diaby se pasó 20 días durmiendo en la calle, hasta que lo acogieron en Cáritas. Una amiga, educadora social, le echó una mano, y el abogado Albert Parés recurrió la decisión de la Generalitat. Diaby vivió un año en Sabadell, donde tomó clases de español y de catalán, jugó al futbol... Hasta que la justicia le dio la razón el mes de marzo del pasado año.
La titular del Juzgado de Primera instancia número 16 de Barcelona criticaba que nadie hubiera impugnado su pasaporte si realmente no lo consideraban válido; que no se hubiera llevado a cabo ninguna diligencia con la Embajada de Malí o a través del Ministerio del Interior para comprobar las condiciones en las que se había expedido el documento del que la fiscalía tanto dudaba; que la forense hubiera reconocido el margen de error en las pruebas; y que en su informe no se recogiera ninguna exploración física complementaria.
Tras la sentencia, Diaby pasó de nuevo a manos de la Generalitat y entró en un centro de Sant Salvador de Guardiola (Barcelona). Con la ley de su parte, tramitó el permiso de residencia el 31 de octubre, donde consta que tiene 16 años. Todo estaba tranquilo... hasta que la fiscalía le pidió de nuevo unas pruebas óseas. Él se negó y pasó de tener 16 años a más de 18.
"No estamos haciendo nada ilegal", asegura el fiscal de menores de Barcelona, Juan José Márquez, que entiende que la sentencia no establece que Diaby sea menor de edad, sino que pone en duda las pruebas que se le practicaron en su día. Por eso pidió hacérselas de nuevo. Además, añade, han aportado unas fotografías tomadas cuando llegó a Canarias donde, por su aspecto, dudan que tuviese 12 años. Y argumenta que en la base de datos de la policía aparecía una fecha distinta de nacimiento, y anterior. "Pero este extremo ya había sido valorado por la juez", responde el abogado del joven, Albert Parés, que ha presentado una demanda para que se ejecute la sentencia firme y que se está planteando acciones contra la dirección general de atención a la infancia y a la adolescencia de la Generalitat.
Diaby, en medio de este lío de pasaportes y pruebas óseas, solo quiere poner fin a esto. Volver a Manresa. Jugar al futbol. Estudiar. Aprender catalán. Y cuando sea mayor de edad, "trabajar en un restaurante".
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