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Cuchillos como este se utilizan para realizar ablaciones. / A. A. |
Cinco millones de niñas sufren cada año la extirpación de genitales externos, según la OMS. En España son hijas de inmigrantes, la mayoría subsaharianos. Las mujeres que acaban con la ablación, en el blog 3.500 MILLONES
Cinco millones de niñas sufren cada año la extirpación parcial de sus genitales externos, ablación, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). No hay datos oficiales en España, pero expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona calculan que hay unas 10.000 niñas en riesgo de sufrir esta mutilación. Se trata de hijas de inmigrantes, la mayoría subsaharianos, que han importado esta práctica ancestral considerada una violación de los derechos humanos. Hoy se celebra el día Internacional de Tolerancia Cero a la Ablación.
"Cuando ves una mutilación genital por primera vez te quedas en estado de choque; cuando ves que sucede en España comprendes que tienes que luchar contra ello como sea", dice Rosa Negre, subinspectora de los Mosos d"Escuadra, que encabeza la operación para erradicar esta práctica en Cataluña. Ella participó en la redacción de un protocolo de actuación pionero en España que coordina la labor de educadores, personal sanitario, policial y judicial para proteger a las niñas. El año pasado, solo en Girona -donde ella trabaja- se abrieron 25 diligencias que impidieron la posibilidad de ablación de 36 niñas.
"No vale con amenazar con la ley y la cárcel, hay que convencer a madres y padres de que la ablación es mala para la salud de sus hijas, que es un atentado contra su integridad y que tiene profundas secuelas físicas y psicológicas", explica Negre.
En España no solo hay que luchar contra las creencias de los inmigrantes, sino también contra quienes piensan que es una tradición de otras culturas que hay que respectar, aunque cada vez es más minoritaria esta postura, explica Casilda Velasco, matrona, profesora de enfermería en la Universidad de Jaén y voluntaria de Medicus Mundi Andalucía. Para acabar con esta práctica, dice, "hay que trabajar con las mujeres inmigrantes".
Las mujeres más jóvenes están más abiertas a comprender que esta tradición es fuente de tremendos dolores, infecciones y problemas sexuales y de salud, dice Bombo N"dir, activista senegalesa que vive en España desde hace 13 años, vicepresidenta del Equipo de Sensibilización contra las Mutilaciones Genitales Femeninas. "Cuesta más convencer a la mujer recién llegada", añade.