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Fuente foto: www.dynamiza.eu |
El Colegio “Allúe Morer” de Valladolid ha recibido el primer Premio Nacional a la compensación de desigualdades. La multiculturalidad es su insignia y el apoyo a las familias del centro, su bandera.
Por Débora García
Hace un año, el Colegio “Antonio Allúe Morer” saltó a las primeras páginas de los periódicos por convertirse en el primer colegio público de Castilla y León en instaurar el uniforme escolar. Pero la iniciativa escondía un elenco de planes encaminados a lograr que la multiculturalidad del alumnado fuera su gran baza de progreso. La mejor muestra de que lo ha logrado es el primer Premio Nacional 2008 –dotado con 40.000 euros–, otorgado por el Ministerio, por todas sus acciones de compensación de desigualdades educativas. Este galardón reconoce el trabajo de este centro vallisoletano y todos sus logros, entre ellos la alta reducción en sólo seis años de las cifras de absentismo escolar.
La convicción y el compromiso de los profesores del colegio con el barrio, sus características, los alumnos y la Educación han convertido a este centro en ejemplar en muchos aspectos. Es modélico su trabajo en equipo, su deseo de lograr una plena integración de los escolares, su solidaridad y apoyo a las familias; sin olvidar sus planes de mejora e innovación; sus programas de convivencia y la potenciación de los idiomas y las TIC en los contenidos curriculares. Aunque para conocer los éxitos del “Allúe Morer” es necesario remontarse a su creación y el contexto social en el que se enmarca.
Principios difíciles
Es precisamente en el año 1975 cuando nace este centro en el popular barrio Las Delicias de Valladolid, cuyo crecimiento de población es el más importante de la ciudad en los años 60 debido a la industrialización y, sobre todo, a la apertura de FASA Renault. Precisamente, un año antes se crea el CEIP “Juan José Fernández Zúmel” para niñas, de modo que el “Allúe Morer” albergó a los chicos. La disminución de la natalidad de los noventa y un escaso crecimiento inmobiliario en las proximidades de ambos centros supuso una alarmante reducción de la matrícula. Y a ello se sumó la concentración cerca del colegio de dos grupos de viviendas que aglutinaban a un gran número de población gitana con serias carencias sociales, económicas y culturales. Con el transcurso de los años esta minoría étnica se consolidó en el “Allúe Morer” como mayoritaria, llegando a representar el 80% del alumnado en el curso 2002-03. Este hecho acentuó la crisis interna del centro, porque se enfrentaba a situaciones de absentismo, nula motivación de alumnos y falta de estímulo del profesorado ante una infravaloración de su trabajo por parte de las familias. A esta coyuntura se añadió la fusión del CEIP “Juan José Fernández Zúmel” y el “Allúe Morer” ese mismo curso 2002-03, lo que incidió en el deterioro del centro, ya que muchas de las familias autóctonas y aquellas que disponían de situaciones socioeconómicas normalizadas optaron por abandonar el centro.
Ante esta tesitura, el trabajo se complicaba, pero el cambio del equipo directivo supuso una nueva perspectiva para el centro; una etapa de novedades que presagiaba un futuro prometedor para un renovado “Allúe Morer”.
La gran apuesta
Luis López dirigiría este centro y, junto a compañeros que habían vivido las diferentes etapas del colegio y otros que llegaban nuevos, tendrían que apostar por el centro, controlando sus problemas y trabajando por su normalización, porque “es el lugar donde podemos equilibrar la pirámide social”, subraya Luis López. Desde el primer día trabajaron en la integración y, para ello, pusieron en marcha un Plan de Coordinación con los Servicios Sociales (Ceas, ONG, Equipos de Orientación Familiar) y, en especial, con las asociaciones gitanas (Promoción Gitana, Secretariado Gitano y la Federación de Asociaciones Gitanas).
Un curso más tarde, en el 2003-04, iniciaron el Plan Autóctono para controlar el absentismo –PACA– y crearon un banco de libros y de ropa para paliar algunas de las necesidades más imperiosas de los alumnos. Los resultados son asombrosos ya que han reducido la falta de asistencia a clase al pasar de más de un 60% a menos del 1% o, lo que es lo mismo, de 85 alumnos a una decena del total de 145 escolares.
Pese a que los logros se alcanzaban, su compromiso iba más allá. El profesorado desea-ba que el centro gozara de más atractivos para los alumnos y sus familias. Por este motivo, un curso más tarde se ofertó el Francés como segunda lengua en 5º y 6º de Primaria; estrenaron un coro escolar, un taller extraescolar de cajones flamencos e introdujeron los ordenadores en las aulas. También fue el año del Café de la Mañana, con la Escuela de Padres y la extensión de los programas de conciliación Madrugadores y Continuadores.
En el curso 2005-06 todas las aulas tenían acceso a internet y se creó Centros Abiertos. Ya en el 2006-07 tres iniciativas centraron el curso: crearon una sección bilingüe en Inglés, realizaron la jornada de puertas abiertas el domingo por la mañana e invirtieron en pizarras digitales. Su trabajo prosiguió y el curso pasado el “Allúe Morer” se inscribió en el Portfolio de las Lenguas y se implantaron varias iniciativas para mejorar la convivencia, como la celebración de asambleas mensuales y la instauración de la figura del ayudante de patio y las tarjetas de convivencia.
Este curso el CEIP “Allúe Morer” está inmerso en un Plan de Fomento de la Lectura en el que durante media hora diaria todos los alumnos leen un libro con los profesores, quienes rotan mensualmente. La meta es crear un ambiente de disfrute entre los alumnos y motivar su hábito lector. Además, el profesorado está informatizando más de 12.000 volúmenes de la biblioteca y casi está concluida una nueva aula de lectura similar a una ludoteca infantil.
El atractivo del centro es indiscutible porque además de todos los planes y programas, el equipo directivo gestiona directamente las becas de los estudiantes y se les ofrece todo lo necesario: desde los libros de texto al material escolar, el uniforme y hasta las visitas que realicen ya están pagadas, en definitiva, un “todo incluido”.
El CEIP “Allúe Morer” de Valladolid es un centro renovado, acogedor, integrador, multicultaral, solidario y consciente de que la Educación es un compromiso social y más que necesaria.
Sus claves :
–Trabajo en equipo
Los 21 profesores que forman el Claustro trabajan en equipo y se involucran en los proyectos de forma unánime.
–Realidad social
El profesorado está muy comprometido con el barrio y sus características. De los 145 alumnos, el 53% es de etnia gitana, el 32%, inmigrante y, el resto, población autóctona. “La adaptación es muy buena”, apunta el director Luis López.
–Compromiso y ayuda
El profesorado está profundamente comprometido con los alumnos y sus familias. Les ofrecen libros, materiales e incluso ropa si la necesitan.
–Participación y clima
Colaboran con numerosas asociaciones, con los padres y con establecimientos del barrio para que la integración del centro sea total. El clima es “muy bueno”.
–Premios
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