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El paisaje humano de Euskadi ha variado con la llegada y consolidación de población inmigrante. Su meta es conseguir trabajo. Iniciar una nueva vida. Es tarea de las instituciones trabajar por una total integración de estas personas .

Leire Gondra. Nunca en el País Vasco se mezclaron tantos acentos y tantas culturas como ahora. Piense un poco. Seguro que tiene algún vecino colombiano. O un compañero de trabajo boliviano. O su hijo va a clase con niños marroquíes... Ése es ahora el paisaje social y humano de la CAV. De hecho, en nuestra comunidad autónoma viven en este momento en torno a 125.000 personas inmigrantes empadronadas.

La inmigración es un fenómeno relativamente nuevo en el País Vasco y las instituciones han tenido que ponerse manos a la obra para responder a las necesidades y a las realidades sociales que generan las entre 15.000 y 20.000 personas que están recalando en estas tierras cada año. No es tarea fácil. Los estereotipos son inevitables entre ciertos sectores y la falta de bonanza económica actual convierte la búsqueda de un empleo en una odisea. Ambos ingredientes conforman una mezcla destructiva para la integración. En definitiva: nuevos retos para las administraciones.

II Plan vasco de inmigración
La consolidación

Podría decirse que ésta ha sido la legislatura de la puesta a prueba y consolidación de las herramientas que el Gobierno vasco creó en la anterior. Así, el principal hito de estos cuatro años en lo que a inmigración se refiere ha sido el II Plan Vasco de Inmigración que se aprobó en 2007 con la vocación de reforzar las líneas de trabajo ya establecidas por su predecesor, aprobado en 2003. El objetivo de aquel I Plan Vasco de Inmigración era el de desarrollar una política migratoria justa y progresista que apoyara la integración social y cultural de los inmigrantes. Fruto de este primer plan surgieron herramientas como el centro de mediación e integración intercultural Biltzen, o el servicio Heldu de asistencia sociojurídica a personas inmigrantes.

Especialmente significativa ha sido la puesta en marcha de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la inmigración, que nació en 2004 fruto de la colaboración del Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales con la UPV/EHU. Así, esta legislatura ha sido la primera en la que la Administración ha contado con esta herramienta que, a través de estudios, le ha tomado el pulso a la sociedad vasca para ver cuál es su visión con respecto a la inmigración, y para analizar cuál es la situación de los inmigrantes. Una vez que Ikuspegi deja los resultados de sus análisis sobre la mesa, la pelota pasa al tejado de las instituciones, que deben tomar las decisiones pertinentes ante una o otra situación.

El objetivo de las instituciones es claro: integrar al inmigrante en la sociedad de acogida. Para ello, la Dirección de Inmigración del Gobierno vasco ha centrado sus esfuerzos en establecer una red de acogida municipal a inmigrantes, pero sobre todo en dos ejes claves: inserción sociolaboral y sensibilización. Ardua tarea...

Los principales retos
Trabajo y sensibilización

Que un trabajo y un sueldo son imprescindibles para vivir no es ningún secreto. Seas inmigrante o de Indautxu de toda la vida. Además, el 70% de las personas que llegan a nuestras tierras manifiestan que su proyecto migratorio tiene como objetivo el encontrar un trabajo. La mayoría llega siendo consciente de que va a ocupar esos puestos de trabajo que los locales no quieren: servicio doméstico, cuidado de ancianos, labores dentro de la construcción, agricultura... Pero corren malos tiempos. Tiempos de crisis. "Es una realidad que por culpa de la crisis se han perdido puestos de trabajo y las personas más afectadas van a ser los inmigrantes por ser los últimos en llegar", afirma Roberto Marro, director de Inmigración del Gobierno vasco. Los hechos dan la razón a Marro. Las propias asociaciones que apoyan a los inmigrantes constatan que hoy por hoy es más que difícil encontrar trabajo para los extranjeros. Los autóctonos están ocupando los pocos puestos que ofrece el maltrecho mercado laboral. Aquí radica uno de los principales retos que debe asumir quien lleve las riendas la próxima legislatura. La insercíon laboral necesaria para una correcta integración de las personas extranjeras.

El otro gran reto es el de la sensibilización de la población vasca, tarea en la que la Dirección de Inmigración se ha metido de lleno esta legislatura. Los prejuicios, e incluso la xenofobia, surgen ante el recién llegado. Más aún cuando estamos en plena crisis y el extranjero es percibido por algunos como una amenaza que viene a quitar el trabajo a los autóctonos, a llevarse todas las ayudas y a beneficiarse de nuestros servicios sanitarios.

Diversas campañas del Gobierno vasco han tratado de combatir este tipo de sensibilidades (o de carencia de sensibilidades). Tras las elecciones éste seguirá siendo el caballo de batalla. "Normalmente los estereotipos y los prejuicios suelen mantenerse durante mucho tiempo. Acabar con ellos es labor de tiempo, de mucha interacción, de mucho encuentro", afirma Xabier Aierdi, director de Ikuspegi. "Es una equivocación pensar que la información objetiva y veraz destruye estereotipos. La creencia es más fuerte que la objetividad".

Servicios sociales y subvenciones
Las asignaturas pendientes

Lo cierto es que a lo largo de los últimos años se han alzado voces que protestan por la saturación de los servicios sociales y que culpaban de ello al número de inmigrantes que los usan. Ese es otro de los retos pendientes de la Administración: adecuar estos servicios a la población. "Debemos de crecer en los servicios sociales", afirma Marro. "Pero no por las personas extranjeras, sino porque el crecimiento de la población debe conllevar también el crecimiento de de guarderías, de centros médicos... No invertir en eso puede provocar que muchas personas anexen la idea de saturación con el tema de la inmigración, cuando es responsabilidad de las administraciones dar respuesta en esas materias", destaca.

Empleo, integración, sensibilización, el reto de la diversidad religiosa o la erradicación de la discriminación y la xenofobia, son algunos de los aspectos que quedan pendientes para futuras legislaturas. "También debemos impulsar políticas de éxito escolar para que el hecho de ser hijos de inmigrantes no sea un factor de fracaso escolar", explica Marro.

Hay otros aspectos de carácter administrativo que deben revisarse, como las políticas relacionadas con las subvenciones a asociaciones. Marro hace autocrítica: "El modelo actual de subvenciones perjudica a las asociaciones porque no les llegan en el tiempo adecuado".

Por su parte, el director de Ikuspegi valora positivamente la labor de la administración vasca. "Hay que reconocer al Gobierno vasco que haya cogido el toro por los cuernos y que se haya adelantado al desarrollo de un fenómeno, teniendo primero una Dirección de Inmigración", destaca. "Habrán podido cometer muchos errores, habrán podido desarrollar políticas equivocadas , pero también muchas acertadas", añade. Así, recalca la necesidad de "

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