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Ambos centros que comparten el mismo patio de recreo estrenaron ayer un mural de 200 metros cuadrados a favor de la interculturalidad

Rubén Preciado. Pinceladas didácticas. El colegio Santa María y la ikastola Landazuri, ubicados en Beato Tomás de Zumárraga, estrenaron ayer el mural "La ciudad imaginada" con el que han querido dar un toque de color al patio de recreo y transmitir, a la vez, valores a sus alumnos.

De la mano de la asociación Martillo, los encargados de realizar los murales pintados en el Casco Histórico, han realizado un dibujo de doscientos metros cuadrados donde se ha representado la ciudad que han imaginado los niños de ambos centros: "La ciudad Imaginada". «La idea partió de los propios niños. Estos centros son un claro ejemplo de interculturalidad. Como es un patio rodeado de traseras de edificios, quisimos pintar un total de veinte casas, que representan veinte naciones, donde no aparece ninguna silueta humana. Las variedad racial está en el propio patio», señaló ayer a EL CORREO Brenan Duarte, director artístico de la asociación.

Esta pintura es fruto de más de dos meses de trabajo. «Decidimos hacerlo como una actividad extrescolar para los alumnos de sexto. Empezaron en otoño con la parte teórica en inglés. Donde diseñaron los bocetos y visitaron los murales del Casco Viejo. Y la práctica. Los niños querían seguir pintando. Les ha gustado mucho», destacó Esperanza Patón, directora de Landazuri. Una opinión que comparte Leticia Mateo, profesora de interculturalidad del colegio Santa María: «Ha sido muy bonito. Los niños, al principio, al no ver la obra terminada se desanimaban un poquito. Una vez terminada, les ha encantado».

Países diferentes

«Ha sido muy difícil pero nos ha gustado mucho. Cada casa es un país diferente. Era voluntario pero en nuestra clase hemos venido todos», apuntaron pletóricos Unax Arana y Mikel Barambones.

«El mural está integrado en el propio patio, que es la plaza, y comparte un cielo común. Es un símbolo del nexo de unión entre las diferentes comunidades que se dan cita en estas dos instituciones: todos bajo un mismo cielo», dilucidó Duarte.

Por otra parte, Verónica Werckmeister, pintora de la asociación, se sentía ayer satisfecha con su enésima creación. «Queríamos que los niños fueran parte activa de la obra a la vez que realizábamos un buen acabado». En principio era para los de sexto pero venían también de otros cursos. Había días que había que poner barreras. Les ha gustado mucho», explicó.

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