El sondeo pone sobre la mesa que prevalece entre la población autóctona la imagen de las inmigrantes como consumidoras de recursos públicos.

Crece la participación en huelgas y manifiestaciones.

Organismos como el Consejo Económico y Social (CES) llevan tiempo alertando de que Euskadi no tiene futuro sin el trabajo de los inmigrantes en labores como el cuidado de nuestros mayores y sin la inyección de juventud que suponen a la región candidata a ser la más envejecida del mundo, pero su mensaje no parece haber calado en la sociedad o, al menos, no en su mayoría.

El Gabinete de Prospecciones Sociológicas del Gobierno lo demostró ayer con los resultados de una encuesta telefónica con mil personas y un error muestral del 3,16%.

El sondeo pone sobre la mesa que prevalece entre la población autóctona la imagen de las inmigrantes como consumidoras de recursos públicos más que como personas que aportan valor a la sociedad a la que llegan: el 58% cree que usan “excesivamente” el sistema de protección social —aunque en ayudas sociales un tercio son pensionistas autóctonos, la misma proporción que la de inmigrantes—. Otro 45% opina que estas mujeres reciben, en términos económicos, más de lo que aportan a Euskadi.

Aunque el 38% sí reconoce que su contribución social en cuestiones como el cuidado de personas dependientes es muy importante, el 33% no lo cree así y al 21% le es indiferente.

El Gabinete de Prospecciones Sociológicas también ha tomado la temperatura a la participación ciudadana en acciones políticas y sociales, un ámbito en el que las cifras han aumentado. El 33% reconoce haber participado en el último año en una manifestación, algo que en 2010 solo llegaba al 20% y al 17% en 2008.Lo mismo ocurre con las huelgas, ya que el 33% secundó al menos una en el último año, frente al 11% que lo hizo en 2008 o al 20% de 2010.

La encuesta también recoge la opinión de un millar de personas sobre el AVE vasco. El 55% de los encuestados se muestra a favor de la creación de esta infraestructura y uno de cada diez se reconoce en contra de él. El 71% cree que el AVE traerá consecuencias positivas para la economía pero, por contra, el 41% también reconoce los efectos negativos que las obras tienen sobre el medio ambiente.