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Nicolas Sarkozy, candidato a la reelección a la presidencia francesa el próximo 6 de mayo. |
Nicolas Sarkozy, candidato a la reelección a la presidencia francesa el próximo 6 de mayo, ha afirmado que su país no puede "seguir recibiendo tantos extranjeros" y que quiere someter a "un examen de francés a toda persona que quiera venir a Francia" para garantizar que quiera integrarse.
Nicolas Sarkozy, que cosechó un 27,18% de los votos en primera vuelta, por detrás del candidato del PS François Hollande (28,63%), ha criticado en la televisión pública France 2 que la intención de su rival es "regularizar a todo el mundo".
Ha afirmado que su país "no puede seguir recibiendo tantos extranjeros", que quiere reducir a la mitad el número de foráneos que llegan cada año y someter a "un examen de francés a toda persona que quiera venir a Francia" para garantizar que será capaz de integrarse.
El candidato de la UMP ha negado que la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, (17,9%) vaya a ser "el árbitro de la segunda vuelta", a pesar de haber logrado un resultado histórico para el Frente Nacional (FN) en la primera ronda, con casi el doble de votos respecto a los últimos comicios presidenciales.
"Nadie piensa que Marine Le Pen pueda gobernar Francia", ha indicado el presidente saliente, quien estima que esos 6.421.802 electores depositaron en la urna "un voto de crisis".
El ascenso de la extrema derecha en el Estado francés responde, a juicio de Sarkozy, a "una forma de decir a los otros: "tened cuenta de nuestra situación"". Se trata, según su análisis, de la consecuencia de "cuatro años de crisis fenomenal".
Como ha venido haciendo en campaña, ha comparado la situación del Estado francés con los países de la Unión Europea (UE) más afectados por la crisis y, en particular, se refirió al caso español.
"Miren la situación de España, de Portugal, de Grecia, de Irlanda. ¿Creen que el poder adquisitivo de los españoles ha sido preservado?", se ha preguntado el aspirante conservador.
Respecto a sus opciones de victoria en la segunda vuelta, en la que todas las encuestas le dan como perdedor frente a Hollande, ha recordado que los sondeos también apuntaban que "habría una abstención récord" y si embargo fue baja, a la altura del 20,53%.
"Hay que luchar. Miro esta segunda vuelta con confianza", ha asegurado.