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Foto: Oskar Montero |
El 55,1% de la población considera que el extranjero trae más paro, según Ikuspegi@k. El Observatorio vasco de Asuntos Sociales advierte sobre la pervivencia de "estereotipos falsos y prejuicios negativos.
Carlos Martínez. A pesar de que los inmigrantes han contribuido durante años al despegue de la economía local y estatal, muchas voces consideran ahora la llegada de extranjeros como algo perjudicial para el crecimiento y el empleo. Así lo constata el último barómetro elaborado por el Observatorio Vasco de Asuntos Sociales, Ikuspegi@k, que arroja varios datos dignos de análisis. El informe advierte de que la población autóctona, con la severa crisis actual como telón de fondo, percibe de forma más negativa que positiva el efecto de la inmigración en este ámbito, hasta el punto de que casi la mitad de los alaveses, un 47,5% concretamente, cree que los sueldos están descendiendo por culpa de las personas que vienen a vivir y trabajar en el territorio. Otro 40,7% no lo cree así. Además, un 55,1% de la población está de acuerdo, según Ikuspegi@k, con la idea de que la presencia de personas extranjeras aumenta el desempleo.
El informe, dividido en varios epígrafes diferenciados, destaca entre sus conclusiones que la sociedad alavesa sigue manteniendo ciertos "estereotipos falsos y prejuicios negativos" ante la inmigración extranjera, aunque por suerte en menor grado que en años anteriores. "Especialmente preocupante" es, según Ikuspegi@k, la habitual vinculación que se realiza de este sector de la población con la seguridad ciudadana. Mención aparte merece también la percepción de que muchos inmigrantes se aprovechan del sistema de protección social. De hecho, uno de los aspectos ligados a la llegada de extranjeros al territorio que genera mayores incertidumbres y recelos entre los alaveses es el mantenimiento del estado de bienestar.
El endurecimiento de las condiciones para acceder a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) que recientemente ha decretado el Gobierno Vasco con el apoyo del PP ha sido, sin duda, una de las noticias más controvertidas en el campo social durante los últimos meses. El informe también se detiene en esta prestación y sus perceptores. Y advierte de que un tercio de la sociedad alavesa cree que sólo deberían acceder a la RGI las personas extranjeras que estén en una situación administrativa regular.
Un 31,7%, además, prioriza a la población autóctona a la hora de conceder estas ayudas y es partidaria de extender este derecho sólo una vez que se hayan cubierto las necesidades de toda la población local. Un 7% de los alaveses, incluso, cree que ninguna persona inmigrante debería tener acceso a percibir la RGI. Y a pesar de que el índice de tolerancia muestra "una mejora generalizada" sobre las actitudes y percepciones de la sociedad alavesa hacia la inmigración, hasta un 65,9% de la población cree según Ikuspegi@k que las personas extranjeras se aprovechan excesivamente de la RGI, llegando incluso a "acapararla".
¿Una preocupación?
El epígrafe más general del barómetro del Observatorio de la Inmigración pone de relieve, por contra, que la inmigración no está considerada como un problema por parte de la sociedad alavesa. De hecho, sólo el 2,4% de los ciudadanos lo menciona como su primera preocupación, al tiempo que la percepción del problema de la inmigración ha descendido del 15,4% al 10,7% en sólo un año, de 2010 a 2011.
Este descenso, según apunta Ikuspegi@k, resulta todavía más significativo porque en contextos económicos como éste la percepción negativa hacia el fenómeno de la inmigración tiende a aumentar. Por contra, el documento destaca también el incremento de los vecinos que consideran que su relación con los inmigrantes ha empeorado a lo largo de los últimos años. Si en 2008 sólo era de esta opinión el 14,6% de los alaveses, la tasa se sitúa actualmente en el 23,6%.
En lo referido a la diversidad cultural, Ikuspegi@k constata "posiciones positivas" por parte de los alaveses. El 52% se muestra de acuerdo con que la presencia de otros grupos étnicos favorece el enriquecimiento cultural, frente al 23,8% que está en desacuerdo, y el 57% estima que las prácticas religiosas de los inmigrantes no ponen en peligro nuestro estilo de vida, contra el 24% que sí lo cree.