Foto: María López

El Grup de Recerca en Educació Intercultural demanda más formación en atención a la diversidad.

MARIA LÓPEZ. PALMA.

Las últimas olas migratorias han operado grandes cambios en las sociedades y Balears no ha permanecido ajena a ellos. Desde la Universitat de les Illes Balears, se intenta dar respuestas en el ámbito educativo a los nuevos retos que se platean en una sociedad multicultural como la nuestra través del Grup de Recerca en Educació Intercultural (GREI). Este equipo de investigación ha organizado hasta el momento tres ediciones de sus Converses pedagògiques. Las últimas, La mediació intercultural. Models i experiències, acaban de recogerse en un volumen editado por la UIB.

Para Jordi Vallespir, profesor de Teoría e Historia de la Educación y coordinador del GREI, la mediación intercultural en Balears está todavía "en pañales", aunque haya experiencias concretas en marcha. Las terceras Converses Pedagògiques dan a conocer algunas de ellas y también recogen trabajos puestos en práctica en Italia y Cataluña. Además, se hacen eco de otras experiencias novedosas como la del IES Joan Ramis i Ramis de Maó, donde los alumnos actúan como mediadores.

Pese a que la mediación intercultural es una de las intervenciones más interesantes para facilitar la integración, lo cierto es que no existe un plan específico en España para formar a estos profesionales. Comenta Jordi Vallespir que en la facultad de educación de la UIB no hay ninguna asignatura obligatoria de atención a la diversidad cultural, mientras que en otras universidades existe una especialidad. Los profesionales deben recurrir a la formación permanente. Sus principales carencias son los materiales y los recursos. "Haría falta todo un itinerario formativo", dice Vallespir. Y añade: "Los profesionales lo hacen lo mejor que pueden con la formación que tienen".

Sin embargo, la mediación intercultural no se circunscribe únicamente al ámbito educativo. La intervención ha de ser global y en este sentido, recuerda Jordi Vallespir, que la administración contempla esta universalidad en su Plan Integral. "La idea es buena, pero falta coordinación para que sea más efectivo", dice Vallespir. Las acciones puntuales serían más provechosas si estuvieran ligadas. Sin embargo, cree Vallespir que ante la falta de una actuación coordinada: "mejor esto que nada". La escuela sirve para ejemplificar cómo debe abordarse el hecho multicultural: "No es lo mismo lo que pueda hacer un maestro solo dentro de un aula que todo un equipo en un centro educativo". En definitiva, el tratamiento de la diversidad es una materia transversal. Y, otra cuestión que no suele tenerse en cuenta: La educación intercultural debe dirigirse a todos; no sólo a los inmigrantes. "No les conocemos, y lo poco que sabemos está estereotipado y a partir de ahí extraemos conclusiones.  El alumnado debe adquirir competencias multiculturales", dice Vallespir.

Entre los modelos de mediación intercultural que se presentaron en las Converses Pedagògiques encontramos ejemplos de experiencias en el ámbito sociolaboral y sanitario. Sin embargo, para Jordi Vallespir, es la escuela el lugar idóneo para trabajar la interculturalidad porque llega a todos por igual. "Los niños crecen dentro de una línea de normalización y de aceptación", argumenta. En cualquier caso, ninguna de las actuaciones puede ser del todo efectiva si no se escucha la voz de los afectados; de los inmigrantes. Y desde luego, cree Vallespir que la solución no puede ser sencilla ya que el problema al que nos enfrentamos es complejo.

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